Aunque estén bajo tierra y uno no pueda verlas, las raíces tienen un gran rol en el crecimiento y duración de nuestra planta. Una de sus principales funciones es mantener la planta en posición vertical y firmemente anclada al suelo, pero no es la única, porque también se encargan de absorber agua y sales minerales del suelo.

La raíz tiene un importante rol en el sistema digestivo de la marihuana como en cualquier otra planta: cuando no se alimentan correctamente pueden llegar a desarrollar deficiencias de nutrientes, un debilitamiento que puede ser mortal para su sistema inmunológico y una ralentización de su desarrollo general.

¿Qué aspecto tienen las raíces sanas? 

Es demasiado complicado ver las raíces porque su hábitat, como sabemos, es el sustrato. Sin embargo, si llegas a hacer un trasplante, podrás notar que unas raíces sanas tienen un color blanco lechoso y ningún olor particular. 

Por el contrario, unas raíces enfermas se van a caracterizar por una coloración marrón, un fuerte olor y una especie de »baba» alrededor. Estos son signos de podredumbre y probablemente ocurrieron por riegos excesivos o mal drenaje.

Este no es el único aspecto en el cual hay que fijarse: es importante ver la cantidad de ramificaciones y cuánto del sustrato han cubierto.

Si durante el trasplante ves que las raíces no han colonizado toda la maceta, puede ser porque lo hiciste muy pronto o porque las raíces no están desarrollándose correctamente.

¿Cómo tener raíces de marihuana sanas? 

Para que las raíces crezcan correctamente y tengan la fuerza suficiente para atravesar las diferentes etapas, es necesario que tengan cuatro componentes básicos indispensables: oxígeno, temperatura adecuada, agua y nutrientes.

Si uno logra controlar la disponibilidad de estos elementos en el suelo, se podrá tener raíces sanas y prósperas:

1- Oxígeno:

Aunque pueda parecer extraño, las plantas necesitan todo el oxígeno del ambiente, ya que las raíces respiran. 

Pero ¿Cómo obtienen oxígeno? Las raíces lo logran obtener del sustrato a través de unas estructuras que se conocen como lenticelas, que permiten que ocurra el intercambio gaseoso entre el tejido interno de la planta y el exterior.

Es por este motivo que el medio donde cultivamos debe ser aireado y la razón por la que no recomendamos un suelo arcilloso o compacto. 

Hay ciertos elementos, como la perlita o la vermiculita, que favorecen la aireación del sustrato, aunque también hay personas que usan una base de arena en el fondo de la maceta para este propósito. Todo esto va a depender del tipo de cultivo que desarrolles.

Si las raíces no reciben el oxígeno suficiente van a absorber menor cantidad de agua y nutrientes, empezarán a acumular toxinas, y si continúa el problema, terminarán muriendo.

2- Temperatura:

Las raíces del cannabis siempre van a preferir temperaturas más templadas, que oscilen entre unos 18-24°C. En el caso de que se trata de un cultivo de interior, es fundamental tener un buen sistema de ventilación: tener intracción, extracción y ventiladores para que haya un buen flujo de aire dentro de la carpa.

En cultivos de exterior, en cambio, es de gran ayuda colocar mulch o utilizar cultivos de cobertura. Con esto se va a lograr mitigar los efectos del sol, se evita la evaporación del agua y se puede controlar de mejor forma la temperatura. Algunos ejemplos de much que se suelen recomendar son la paja, hojas secas, o madera triturada.

Otra forma de recudir las temperaturas sería cambiar las macetas negras por blancas, o poner una malla raschel sobre tu cultivo.

3- Agua:

Cuando se trata de regar una planta puede haber muchas confusiones. Sin embargo, a medida que una planta va desarrollando raíces más fuertes y crece, hay que aumentar gradualmente la cantidad de agua.

Al principio, cuando son plántulas, 50-100 cc serán más que suficientes para un par de días. Mientras que en floración, una planta de exterior puede tomar 2-5 L al día, dependiendo de la maceta.

Pero el riego no se trata simplemente de echar agua, debe hacerse de cierta forma: se aplica alrededor del tallo, pero se recomienda echar un poco fuera del radio de donde estimamos que están las raíces para guiarlas a que colonicen más espacio, y lleguen a otros nutrientes disponibles en el sustrato.

4- Nutrientes:

son de gran importancia no simplemente porque sirven como combustible para impulsar el crecimiento vegetativo y la floración de nuestras plantas, sino que también ayudan a que nuestras plantas desarrollen unas raíces sanas. 

Los dos nutrientes claves que va a necesitar el cannabis serán el fósforo y el calcio, ya que tendrán un rol fundamental en el desarrollo de las raíces, las fortalecerán, al tiempo que animan a las plantas a desarrollar otras nuevas.  

Problemas en las raíces y sus soluciones: 

1- Riego excesivo/insuficiente:

cualquier extremo es malo, pero suele ocurrir entre cultivadores principiantes. ¿Cuáles son los síntomas? Se presentará decaimiento en la planta, y para ver de cuál caso se trata, podrás fijarte en el peso de la maceta.

Si está liviana y notas que el sustrato está seco, estás regando por debajo de lo normal; si está pesada y la tierra ha estado húmeda durante días, significa que estás regando en exceso.

La única solución a esta cuestión, y la más simple, es subir o bajar la cantidad de agua.

Para que esto no ocurra uno puede recurrir a dos alternativas que pueden salvarte de que estos ocurra. La primera es regar con 1/4 del volumen de la maceta, y la segunda es recién regada la planta tomarle el peso a la maceta, y sólo volver a regar cuando esta haya perdido 60-75% de su peso inicial. 

También existe otra posible causa de un riego excesivo: un mal drenaje. Es importante asegurarse de que las macetas tengan huecos en la base donde pueda salir el agua. 

2- Alimentación excesiva (quema de nutrientes):

Los fertilizantes pueden ser de gran ayuda para que las plantas crezcan más rápido y desarrolen unos cogollos que nada tendrán que envidiar a otros. Pero una alimentación excesiva puede causar daños graves a las raíces atrofiando su crecimiento.

Se suele escuchar de cultivadores principiantes que creen que cuanto más fertilizan más crecen las plantas. Sin embargo este es un gran error porque, como todo, el cannabis tiene límites de absorción y excederse sólo hace que se bloqueen los nutrientes.

El exceso también puede pasar por una acumulación inesperada de sales en el fondo de la maceta. Una solución a esta cuestión sería comprobar la EC para identificar si hay acumulación de sales. En vegetación, la EC debe estar entre 0.8 y 1.2 y en floración entre 1.2 y 2.0. En caso de que tu planta supere estos rangos y se vean problemáticas, lo mejor sería hacer un lavado de raíces con al menos 4 veces el volumen de la maceta.

Cuando veas que se está recuperando y tomando fuerza nuevamente, vuelve a usar tus fertilizantes de forma gradual, partiendo con la mejor dosis recomendada por el fabricante.

3- Posibles raíces podridas, una solución:

La podredumbre de las raíces, como su nombre indica, llega a provocar raíces enfermas y podridas. Esto suele ocurrir cuando hay una acumulación de bacterias y hongos perjudiciales (como el pythium) que pueden prosperar en un suelo excesivamente regado o con agua estancada.

Uno puede notar esto principalmente en plántulas porque el tallo se vuelve muy delgado, y en otras más grandes porque se marchitan, se ponen amarillas y salen un olor desagradable.

Lamentablemente es difícil recuperarlas en este punto, pero vale la pena intentarlo simplemente trasplantando la planta afectada a tierra fresca en un recipiente esterilizado.

Si al momento del trasplante notás que la planta tiene pocas raíces, puedes ayudarla a desarrollar su sistema radicular con hormonas de enraizamiento al germinar tus semillas o al plantar clones. 

Fortalecer las raíces es, como todo aspecto del proceso de crecimiento y desarrollo de la planta, un aspecto de suma importancia para que todo se cumpla a la perfección. Y como toda tarea, esta requiere que el cultivador le preste atención a varios factores que pueden ayudar o no a que tu planta de cannabis prospere. 

Tené en cuenta todos los consejos y tips que te dejamos arriba y creá unas plantas espectaculares. 

¿Cómo hacer un estimulador de raíces casero?

  1. Clonación: Una forma de estimular el crecimiento de las raíces es mediante la clonación. Este proceso implica tomar un esqueje de una planta madre y plantarlo en un medio de cultivo especial para estimular el crecimiento de las raíces. Puedes encontrar kits de clonación en línea o en tiendas de jardinería.
  2. Remojo de raíces: Este método implica remojar las raíces de la planta en una solución de agua y nutrientes. Para hacer esto, llena un recipiente con agua y agrega un fertilizante de alta calidad, como un estimulador de raíces comercial. Luego, remoja las raíces de la planta en la solución durante varias horas antes de plantarla en su lugar definitivo.
  3. Abono orgánico: El abono orgánico es una forma natural de estimular el crecimiento de las raíces. Puedes hacer tu propio abono orgánico en casa mezclando materia orgánica, como restos de comida, hojas secas y tierra, en una compostera. Luego, utiliza el abono para fertilizar tus plantas.
  4. Hormonas de enraizamiento: Las hormonas de enraizamiento se pueden comprar en tiendas de jardinería y son una forma efectiva de estimular el crecimiento de las raíces. Simplemente, sumerge los extremos de los esquejes en la solución de hormonas antes de plantarlos en su lugar definitivo.

¿Cuándo se utiliza el estimulador de raíces?

El estimulador de raíces se utiliza principalmente durante las etapas iniciales del cultivo de plantas, como la siembra de semillas y el trasplante. Su objetivo principal es promover un desarrollo saludable del sistema radicular.

Al aplicar un estimulador de raíces en el medio de cultivo, se busca acelerar y fortalecer el enraizamiento de las plántulas, lo que les permite establecerse más rápidamente y absorber nutrientes de manera eficiente.

Durante el trasplante, el estimulador de raíces ayuda a reducir el estrés de la planta y fomenta la formación de nuevas raíces, lo que facilita la adaptación al nuevo entorno y minimiza el shock del trasplante. Además, en el caso de la propagación por esquejes, el estimulador de raíces contribuye al enraizamiento rápido y exitoso de los esquejes, aumentando las posibilidades de éxito en la propagación.

Estos productos suelen contener una combinación de vitaminas, aminoácidos y hormonas vegetales que estimulan el crecimiento de las raíces y fortalecen el sistema radicular de las plantas.