Es valido decir que como cultivadorxs cannabicos todos queremos una producción exitosa y lo mas redituable posible, mas allá del fin atrás de la producción. Algunos quieren más producto para consumo, otros para crear destilados, aceites o cremas con fines medicinales. Hay cultivadores que piensan en hacer un solo cultivo por año para amortiguar los gastos de luz y electricidad, otros que prefieren hacer varios cultivos pequeños y asegurarse de tener producto durante todo el año.
Hay varias técnicas y cosas a tener en cuenta para que tu cultivo pase de ser regular a extraordinario.
Las cepas indica, debido a diferencias estructurales, tienden a tener una tasa de producción más alta que las cepas sativa ya que se estiran menos y tienen más ramas, por lo que producen mas flores.
Un mayor número de plantas por área de cultivo no significa necesariamente una cosecha mayor. Muchas plantas en un lugar pueden generar mucha humedad, algunas enfermedades y también reducirán la luminosidad que las plantas reciben individualmente.
Fertilizar en exceso o demasiada agua y/o luz no necesariamente va a dar una mejor tasa de producción. Lo más probable es que las plantas se estresen.
Acelerar el crecimiento normal de las plantas, o ponerlas bajo estrés vegetativo tampoco es bueno para la tasa de producción, porque las flores pueden no desarrollarse correctamente o incluso pueden tener algún tipo de deficiencia.
Dicho esto, pensemos que factores agrícolas pueden ayudar a una mayor producción final de nuestras plantas de cannabis.
Genética:
Una de las cosas más importantes a tener en cuenta al tratar de mejorar las tasas de producción es centrarse en las variedades que tienen una predisposición genética para crecer y desarrollar flores. En nuestra búsqueda, debemos tener en cuenta que las cepas autóctonas (o variedades locales) siempre tendrán una tasa de producción más baja en comparación con los híbridos modernos de los bancos de semillas. También es cierto que la esencia y la potencia que son tan características de la marihuana se conservan mejor en semillas regulares que en híbridos.
Por lo tanto, si tomamos una semilla autofloreciente, no será lo mismo que una semilla feminizada, y según esa lógica, cada tipo de semilla también tendrá diferentes variedades dentro de su categoría.
Algunas cepas que son famosas por su tasa de producción son Big Bud, Critical +, Monster, Critical Kush, King Kong, White Rhino, entre otros. Cuando se trata de genética, lo mejor es consultar con bancos de semilla expertos para conocer más variedades que tengan un rendimiento potencialmente alto.
Nutrientes:
Es cierto que en condiciones normales y sin ningún problema, la planta de marihuana tiende a prosperar. Hay bastantes lugares donde las plantas de cannabis crecen en la naturaleza, sin ningún tipo de ayuda. Aparte de eso, la fertilización y el riego adecuado marcarán la diferencia entre una “maleza silvestre” y una planta robusta con una tasa de producción decente.
Un buen sustrato, fertilizantes de buena calidad utilizados correctamente durante cada etapa y un uso adecuado del agua los van a dar una tasa de producción mucho mejor.
La frecuencia con la que se riega la planta dependerá en general del tipo de sustrato que se esté utilizando. Una vez que esté seco o casi completamente seco, es momento de regar, porque queremos evitar la acumulación de agua que puede hacer que las raíces se pudran.
Cuando se trata de fertilizante, hay fertilizante de raíz, fertilizante de crecimiento, floración, engorde, enzimas, azúcares, etc. El fertilizante más estándar es el de las raíces y sus respectivos fertilizantes de crecimiento y floración. Recomendamos usar la misma marca de productos en cada cosecha, y dependiendo el presupuesto disponible, lo ideal es usar marcas conocidas con buena reputación.
Al fertilizar, es importante saber que, en general, los productos químicos minerales suelen ser más eficaces que los fertilizantes orgánicos o biológicos. Aunque muchas personas prefieren cultivos orgánicos para obtener una cosecha más saludable, si limpiamos las raíces al final de la cosecha no necesitamos preocuparse por fumar químicos.
Clima:
Vamos a hacer una diferencia entre el cultivo interior y exterior de marihuana.
En general, se obtendrán mejores resultados con los cultivos de interior. El razonamiento es bastante simple; podemos controlar el clima en el que viven nuestras plantas, mientras que para los cultivos al aire libre (excepto los invernaderos) estamos totalmente bajo el control de las condiciones climáticas de la naturaleza. Es por eso que el cultivo al aire libre se realiza en los meses más calurosos y secos.
En interiores, podemos controlar fácilmente los parámetros de nuestra cosecha con diferente maquinaria y cambiar las cosas según nuestras necesidades y requisitos de nuestras plantas. Entonces, por ejemplo, si hace demasiado calor debido al tipo de luz de crecimiento que se usa, o la estación del año en que estamos creciendo, podemos usar un extractor o un kit de refrigeración.
La humedad también se puede controlar cuando plantamos en interiores, con un deshumidificador en caso de exceso de humedad, o simplemente rociando agua sobre las plantas en caso de exceso de sequedad.
En cuanto a las luces, todos sabemos que la fotosíntesis es el elemento más importante en el crecimiento y desarrollo de cualquier tipo de planta. Parece obvio que, dentro de un rango térmico adecuado y también dentro de los ciclos específicos de la planta, más fotones (lúmenes) significan un mejor desarrollo.
Estos tres factores pueden cambiar según el cultivo exterior o interior, y también pueden cambiar dependiendo de cómo se cultive la planta; ya sea en una maceta con turba, coco o fibra, aeropónico, hidropónico, etc.