Todos hemos escuchado sobre los famosos «antojos» que vienen después de consumir cannabis, y es posible que muchos hayan experimentado esa sensación de que la comida sabe increíblemente mejor cuando estás colocado. Pero, ¿por qué sucede esto? La respuesta radica en una combinación de factores biológicos y psicológicos que interactúan de manera única bajo los efectos del THC, el principal compuesto psicoactivo del cannabis.
En esta ocasión, exploraremos cómo el cannabis afecta nuestro sentido del gusto, el olfato y la percepción, transformando una simple merienda en una experiencia gastronómica inolvidable.
¿Por qué la comida sabe mejor cuando estás colocado/a?
El fenómeno de que la comida sepa mejor cuando estás colocado/a tiene una explicación científica interesante. El principal culpable es el tetrahidrocannabinol (THC), el cannabinoide responsable del colocón y del aumento del apetito.
Investigaciones han demostrado que el THC estimula el sistema endocannabinoide, interactuando con los receptores cerebrales que regulan emociones, dolor, olfato y gusto, especialmente el receptor CB1. Además, el THC puede inducir la liberación de una hormona llamada grelina, que provoca una intensa sensación de hambre. Para comprender por qué el THC mejora el sabor de la comida, es esencial considerar varios factores clave.
¿Puede la planta marihuana agudizar los sentidos?
Un estudio realizado en animales en 2014 sugirió que el THC podría mejorar el sentido del olfato al adherirse a receptores específicos en el bulbo olfativo del cerebro. Este aumento en la percepción olfativa hace que los aromas de la comida sean más atractivos, lo que a su vez incrementa el deseo de comer.
Otra investigación indicó que la actividad de las neuronas relacionadas con la saciedad aumenta cuando se activa el receptor CB1, produciendo un efecto «paradójico» impulsado por múltiples mecanismos tanto presinápticos como postsinápticos.
En otras palabras, los efectos combinados del THC y otros agonistas del receptor CB1 podrían ser responsables de aumentar el placer que sentimos al comer, en lugar de depender de un solo mecanismo de acción.
La influencia de la Dopamina
La dopamina, una molécula clave en la sensación de recompensa y placer del cuerpo, también juega un papel importante.
El consumo elevado de THC aumenta la liberación de dopamina, lo que puede intensificar el placer de comer y reducir las inhibiciones, haciendo más probable que nos entreguemos a un festín.
Efectos de la marihuana que aumentan el placer al comer
- Estimulación del Receptor CB1: La interacción del THC con los receptores CB1 en el cerebro no solo aumenta el apetito sino que también mejora la percepción de sabores y olores, haciendo que la comida se sienta más deliciosa.
- Liberación de Grelina: Esta hormona, conocida por provocar hambre, se libera en mayores cantidades bajo la influencia del THC, intensificando el deseo de comer y la satisfacción que se obtiene al hacerlo.
- Aumento de la Dopamina: El incremento de dopamina debido al consumo de THC amplifica la sensación de placer y recompensa asociada con la comida, haciendo que cada bocado sea una experiencia más gratificante.
Efectos secundarios de la marihuana en la comida
El THC no solo provoca un colocón sino que también tiene un impacto significativo en cómo percibimos y disfrutamos la comida. Al estimular el sistema endocannabinoide, aumentar la liberación de dopamina y grelina, y mejorar nuestros sentidos del olfato y gusto, el cannabis transforma la experiencia gastronómica en algo extraordinariamente placentero.
Así, la próxima vez que sientas que la comida sabe mejor estando colocado/a, sabrás que hay una base científica detrás de esa sensación.
¿Qué efecto tiene en tu cuerpo el hecho de comer marihuana?
Los efectos de la marihuana en forma de comestibles tiene un impacto significativo en el cuerpo, diferente al de fumar o vaporizar cannabis. Cuando ingieres alimentos que contienen marihuana, el THC atraviesa el sistema digestivo y es metabolizado por el hígado, convirtiéndose en un cannabinoide con efectos psicoactivos más intensos y duraderos, conocido como 11-hidroxi-THC.
Este compuesto no solo aumenta la duración del colocón, sino que también incrementa las probabilidades de experimentar los famosos munchies, ese deseo insaciable de comer que acompaña al uso de cannabis.
El proceso de metabolización del THC
Cuando consumes un comestible de cannabis, el THC pasa primero por el estómago y luego al hígado, donde es transformado en 11-hidroxi-THC. Este cannabinoide es mucho más potente que el THC inhalado y tiene la capacidad de cruzar la barrera hematoencefálica con mayor facilidad, lo que resulta en un subidón más intenso y prolongado.
Este proceso también explica por qué los comestibles pueden tardar más en hacer efecto, pero una vez que lo hacen, el efecto es más duradero y profundo.
Aumento del Apetito
El 11-hidroxi-THC tiene una fuerte influencia en el sistema endocannabinoide, particularmente en los receptores CB1 del cerebro, que juegan un papel crucial en la regulación del apetito y el placer.
Esta activación puede aumentar el apetito significativamente, provocando los munchies. Aunque los comestibles de cannabis son una excelente alternativa para quienes desean evitar fumar o vaporizar, también conllevan el riesgo de aumentar la ingesta calórica y el deseo de comer mientras se está bajo sus efectos.
Estrategias para controlar la ingesta de calorías
Para aquellos preocupados por la ingesta calórica adicional asociada con los comestibles de cannabis, existen varias estrategias que pueden ayudar:
- Elegir Comestibles Bajos en Calorías: Optar por opciones como gominolas en lugar de brownies o galletas puede ayudar a reducir la cantidad de calorías consumidas.
- Beber Agua Frecuentemente: Mantenerse hidratado puede ayudar a controlar el apetito y reducir la sensación de hambre.
- Mantenerse Ocupado/a: Participar en actividades que distraigan puede ayudar a evitar los antojos de comida.
Comida con marihuana: ¿Se Pueden Evitar los Munchies?
En el pasado, los investigadores intentaron desarrollar fármacos que pudieran bloquear los efectos del THC en los receptores CB1 para prevenir los munchies. Uno de estos fármacos fue el rimonabant, que inicialmente mostró efectividad para reducir el apetito y el deseo de consumir nicotina y alcohol.
Sin embargo, bloquear los receptores endocannabinoides tuvo consecuencias graves. Los usuarios de rimonabant comenzaron a experimentar severa depresión e incluso hubo casos de suicidio, lo que llevó a la retirada del fármaco del mercado.
Conclusión
Comer marihuana tiene efectos distintos y más intensos que fumarla, debido a la metabolización del THC en el hígado y la formación de 11-hidroxi-THC. Este cannabinoide no solo prolonga el colocón sino que también aumenta el apetito.
Aunque controlar la ingesta calórica es posible mediante elecciones conscientes y estrategias de manejo del hambre, es esencial comprender que el sistema endocannabinoide es complejo y cualquier intento de manipularlo puede tener efectos secundarios significativos.