El aceite de cannabis se elabora infucionando cannabis en un aceite caliente. Los cannabinoides como el CBD y el THC, los componentes más activos del cannabis, son hidrofóbicos. Eso significa que no les gusta el agua, y en realidad son repelidos por las moléculas de agua. Por otro lado, tanto el CBD como el THC son liposolubles. Les gusta unirse a las moléculas de ácidos grasos, como las que se encuentran en el aceite. Cuando el cannabis se empapa en aceite, las moléculas de THC y CBD abandonan los cogollos o el material vegetal y se vuelven uno con el aceite.
Se puede utilizar una amplia variedad de aceites para hacer aceite de cannabis. Sin embargo, el aceite de coco y el aceite de oliva son los más populares y comunes. El aceite de coco y el aceite de oliva tienen un sabor agradable y son muy nutritivos para la piel, lo que los convierte en opciones versátiles para comestibles medicinales o aplicaciones tópicas. Además, ambos tienen fuertes propiedades antimicóticas y antimicrobianas naturales. Esto ayuda a prevenir el moho y prolonga la vida útil del aceite de cannabis. El aceite de coco es más rico en grasas saturadas, lo que puede unirse a los cannabinoides amantes de la grasa con mayor facilidad que el aceite de oliva.
Cannabis descarboxilado para hacer aceite
Los compuestos cannabinoides que se encuentran en el cannabis crudo (THCA y CBDA) no son los mismos que se encuentran en el cannabis combustionado, como los que se inhalan cuando se fuma o vaporiza el cannabis, o cuando se cocina con cannabis. El proceso de calentar y “activar” el cannabis se llama descarboxilación. Es lo que hace que el cannabis sea psicoactivo y también más potente para aplicaciones medicinales.
Cuando se trata de calentar el cannabis, es mejor hacerlo a fuego lento, bajo y metódicamente. Hay “puntos óptimos” de tiempo y temperatura en los que el THCA y el CBDA sin procesar se convierten en THC y CBD activos. Pero sin un proceso preciso, el sobrecalentamiento o el calentamiento insuficiente del cannabis pueden provocar una activación desigual del THC y el CBD, o hasta destruir los cannabinoides por completo.
Cáñamo, CBD o THC
El aceite de cáñamo solo contendrá CBD (o una cantidad muy minúscula de THC), mientras que el aceite infucionado con marihuana probablemente contenga tanto THC como CBD. La proporción y concentración de THC y/o CBD depende de la cepa de marihuana y de la planta en particular de la que proviene.
En términos generales, el THC es psicotrópico y el CBD no lo es. Los estudios muestran que el THC tiene propiedades para aliviar el estrés y el dolor aún más fuertes que el CBD, que se sabe que ayuda con el insomnio, las convulsiones y la inflamación. Si bien cada uno tiene beneficios independientes notables y distintos, un aceite que contiene CBD y THC tiene el mayor potencial para una amplia gama de beneficios para la salud (aunque ilegal en algunos lugares).
Receta casera de aceite de cannabis
Ingredientes:
- 1 taza de cannabis descarboxilado suelto y molido.
- 1 taza de aceite de elección, como el aceite de oliva o coco (si es orgánico, mejor).
Utensilios:
- Un recipiente apto baño María
- Una olla
- Un colador de tela o malla fina
- Un recipiente o frasco esterilizado para guardarlo
Paso a paso:
- Agregar agua en la olla inferior y poner a calentar. Arriba de la olla, colocar el recipiente o bowl apto baño Maria con el aceite y calentar hasta que se derrita.
- Agregar la taza de cannabis descarboxilado al aceite derretido.
- Continuar calentando el cannabis y el aceite a fuego lento durante 30 a 60 minutos, revolviendo ocasionalmente. (Se puede calentar por mas tiempo si se quiere pero mínimo 30 minutos)
- Cuando se acaba el tiempo, usar el colador para filtrar el aceite dentro del frasco que vamos a utilizar como contenedor final. Exprimir bien para sacar todo el aceite. OJO: ¡el aceite va a estar caliente! Recomendamos usar guantes para alimentos que aguanten temperatura.
- Guardar el aceite terminado en un lugar fresco y oscuro. Idealmente, usar el aceite de cannabis dentro de 6 meses a 1 año.