Fusarium en planta de cannabis

Fusarium es un tipo de hongo que se dirige específicamente a las hojas y raíces de las plantas de marihuana. Este hongo prefiere climas cálidos y tropicales, puede esperar durante años el momento perfecto para llegar a la cosecha. Por eso, si cultivas en exterior, puede estar presente en cualquier parte del jardín sin que lo sepas. A menudo se transmite por el agua corriente y las herramientas de jardinería o cultivo.

Para muchos cultivadores, el fusarium representa una inmensa amenaza cuando se activa, ya que provoca el marchitamiento o la pudrición de las raíces. Lo peor es que una vez que comienza la infestación, puede ser extremadamente difícil tratar las plantas afectadas. Para muchos cultivadores, lidiar con esto puede ser muy complicado.

Dado que el fusarium habita y prospera solo en el suelo, el cultivo hidropónico es una buena opción para evitarlo. En su mayor parte, asegurar un cultivo libre de fusarium significa trabajar duro para hacer que el ambiente sea menos receptivo para los hongos.

Lo mejor siempre es prevenir

Es difícil salvar las plantas una vez que ataca el fusarium. Si bien hay algunas cosas que podemos hacer para minimizar el daño, tiene más sentido simplemente tirar las plantas afectadas y empezar de nuevo. Por lo tanto, la máxima prioridad cuando se trata de este hongo es la prevención. 

La mejor manera de vencer plagas y enfermedades es cultivar con semillas de alta calidad. Las buenas semillas suelen tener una genética fuerte que dificulta que los hongos crezcan sigilosamente desde las raíces.

Dado que el fusarium prospera en el suelo, podemos proteger a nuestras plantas con un sustrato sano y libre de fusarium. Esto incluye el uso de fungicidas naturales. También podemos utilizar compost o té de compost para aumentar las bacterias beneficiosas que eliminan los hongos malos.

Para nutrir el suelo, se pueden agregar alimentos bacterianos como la melaza para apoyar a las buenas bacterias que conviven en el sustrato. La tierra arcillosa ayuda a aumentar el pH del medio, lo que reduce la cantidad de hongos nocivos. Plantar otras plantas sanas junto con el cannabis también mejora la calidad del suelo y ayuda a controlar el problema.

Para garantizar aún más la seguridad del suelo, una buena opción es usar macetas, en vez de cultivar directo en tierra. Esto limita el área de infección, lo que facilita limitar la propagación del hongo.

Como cualquier hongo, el fusarium se desarrolla en ambientes húmedos y cálidos. Entonces, tenemos una mejor oportunidad de prevenir su crecimiento si podemos ajustar manualmente la humedad y la temperatura. Y la mejor manera de hacerlo es cultivar las plantas en interior donde podemos monitorear y modificar muchas variables.

Las enfermedades pueden transmitirse de un lugar a otro mediante el uso de herramientas de jardín, que estuvieron en contacto con los hongos. Por lo tanto, nos tenemos que asegurar de limpiar y esterilizar el equipo de cultivo, así como la regadera y/o la manguera de riego.

Además de cortar el suministro de oxígeno en las raíces, el riego excesivo también promueve el crecimiento de hongos. El riego excesivo sucede cuando se riega con demasiada frecuencia o cuando se riega con demasiada agua a la vez.

Supervisar el estado de las plantas de marihuana es una gran parte del cuidado de las mismas. No podemos dejar de enfatizar en la importancia de la observación. Sin ella, no podremos saber si nuestras plantas están sufriendo una infestación por Fusarium. Pero, ¿cómo es una planta infectada? Los dos síntomas principales a tener en cuenta son, el marchitamiento y la pudrición de la raíz.

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