Por @Felipelibre, cofundador y ceo en Cosechalibre 

Mentiría si digo que es la primera vez que viajo con marihuana, pero sí fue la primera vez que pude transportarla de manera legal. El miedo, la incertidumbre, la sensación de que me estaba arriesgando, hasta haciendo algo mal, siempre me había invadido cuando yéndome de vacaciones, me llevaba un par de cogollos para disfrutar en la naturaleza. Esta vez, la sensación de libertad me invadió durante los 1600km de Buenos Aires a Bariloche.

No solo eso, sino que el viajar con niños y marihuana en otro momento hubiese sido incompatible para mí. Por qué? Viajar con un plantín de romero o una flores de lavanda jamás fueron un problema, pero la demonización del cannabis nos tuvo a todos sus amantes y consumidores al borde del pánico cada vez que queríamos transportar unos gramos de flores.

Ver un patrullero o un control en la ruta siempre se convertía en un momento de dudas y ansiedad. Cuando el pip del patrullero no te frunce el alma, cuando sabes que todo lo que te pueden llegar a pedir está en orden y al día, transitar y trasladarse se convierte en algo, únicamente, placentero.

Cuando arrancamos el viaje, mi hermano me dijo: “Vamos a esconder el faso, no?”. Por un momento lo pensé. La costumbre, el hábito de sentirme en el lado opuesto de la ley. Principalmente lo que nos daba miedo es que algún policía no esté bien informado o no sepa cómo son las nuevas regulaciones, y esto nos genere un inconveniente.

Lamentablemente, hay varios casos de detenciones a cultivadores registrados tanto por tener plantas como por transportar cannabis, y esto tiene que ver con que las fuerzas policiales, que son quienes te detienen, no están totalmente informadas o entrenadas con respecto a este nuevo permiso.

Lo hablamos y decidimos que la íbamos a guardar como cualquier otra cosa, y que cuando nos frenaran en algún control íbamos a mostrar nuestros permisos, la cantidad que teníamos y actuar con la normalidad que la situación se merecía. En caso de que algún policía no estuviese informado, le íbamos a explicar sin aires sobradores o condescendientes. Simplemente, mostrar la aplicación de MiArgentina con el permiso vigente, el documento y con respeto, explicar que no estamos haciendo nada ilegal.

En el control de Gendarmería casi legando a Bariloche nos paso lo que pensamos que, tal vez, nos iba a pasar. El primer gendarme que se acercó, en cuando le contamos que estábamos transportando marihuana y teníamos permiso para esto, cambio totalmente su cara. Se puso bastante serio y nos pidió que nos quedemos en el auto. Se acercó a otro gendarme y se veía en su gesto y expresión que nos señalaba como si estuviésemos por hacer algo ilegal. Se acercó el otro gendarme, que claramente estaba mejor informado sobre los permisos. Nos pidieron el permiso en la aplicación, el documento y todos los papeles del auto. Una vez escaneado todo, revisado cada papel y documento, nos fuimos, libres, en paz, cómo debe ser.

Porque no somos delincuentes y nunca lo fuimos. Porque esta planta milenaria se merece un mejor trato que el de una “droga”. Porque los que la consumimos también. Porque el cannabis ahora es un derecho para algunos pocos, pero tiene que serlo para todos. Porque llevar una flor en el auto, en el avión, o donde sea nunca debería ser un delito o condenable.

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