El cultivo personal de marihuana conlleva ciertos desafíos, y uno de los más frecuentes es el estrés causado por temperaturas extremas que pueden afectar a las plantas de cannabis. En este artículo, exploraremos las medidas que puedes implementar para prevenir que tus plantas experimenten las repercusiones negativas de un calor y frío excesivo.

Estrés térmico

El estrés térmico en las plantas se produce cuando están expuestas a prolongadas y elevadas cantidades de luz solar y calor. Este término se refiere a un período en el cual las plantas experimentan temperaturas elevadas lo suficientemente prolongadas como para afectar de manera permanente su capacidad para funcionar o crecer normalmente.

El rango ideal de temperatura para la mayoría de los cultivos oscila entre 20 y 30°C (68 y 86°F). Temperaturas que se sitúan fuera de este rango, ya sea en el aire o en el suelo, tanto de día como de noche, resultan perjudiciales para las plantas.

El estrés por calor es el resultado acumulativo de la intensidad y la duración de la exposición al mismo, y la rapidez con la que aumenta la temperatura.

Síntomas del exceso de calor en las plantas

El estrés térmico en las plantas presenta diversas manifestaciones, aunque su identificación puede resultar desafiante debido a que sus síntomas se asemejan a los provocados por plagas o enfermedades específicas de los cultivos.

Además, el estrés térmico, ya sea por calor o sequía, también puede predisponer a las plantas a enfermedades adicionales. Al evaluar conjuntamente los siguientes síntomas de estrés térmico, se facilita un diagnóstico más preciso:

  1. Enrollamiento y ahuecamiento de las hojas: mecanismo utilizado por plantas como el maíz y los tomates para regular la pérdida de agua. La superficie de la hoja se contrae y los estomas se cierran.
  2. Marchitamiento: ocurre cuando hay menos humedad disponible de la que la planta puede absorber, resultando en un déficit de presión de agua. Retrasar el tratamiento del estrés térmico aumenta el riesgo de daños irreversibles.
  3. Bordes de la hoja secos: algunos cultivos deshidratan los bordes exteriores de sus hojas para sobrevivir. Afecta especialmente a cultivos como las calabazas y los zapallos.
  4. Daños por ozono: altas temperaturas combinadas con baja calidad del aire pueden provocar daños por ozono. Se manifiesta como puntos marrones secos entre las venas de las hojas.
  5. Caída de flores y/o frutos: en plantas ornamentales, el estrés térmico puede resultar en la pérdida de capullos y flores o en la falta de floración. En hortalizas como pepinos, calabazas y pimientos, el calor puede causar la caída de flores y frutos.
  6. Brotación: como respuesta al estrés térmico, algunos cultivos florecen prematuramente, antes de su temporada típica de cosecha. Este proceso, conocido como «brotación», puede ser perjudicial para cultivos de clima frío.
  7. Escaldadura solar: frutas como manzanas, tomates y melones pueden quemarse debido al calor extremo, especialmente en el lado expuesto directamente al sol. Se manifiesta con decoloración, manchas acuosas, ampollas o manchas firmes y hundidas en la superficie de la fruta.
  8. Pudrición de la flor: el calor y la radiación solar intensa aceleran la fotosíntesis y la transpiración, desviando agua y calcio de los frutos a las hojas. Esto resulta en la pudrición del extremo de la flor, visible como una mancha oscura y acuosa en el fruto, especialmente en tomates.

Efecto del estrés térmico en las plantas

El estrés térmico ocasiona la deshidratación de las plantas, lo que resulta en una desaceleración de su desarrollo. La disminución de la producción fotosintética es una consecuencia directa del impacto del estrés térmico en el contenido relativo de agua de las hojas y el potencial hídrico de la planta.

En este sentido, el estrés térmico induce la pérdida de agua en las plantas y su consiguiente marchitamiento. No obstante, en situaciones de estrés térmico temporal o moderado, las plantas pueden regular sus tasas de respiración y transpiración para lograr un equilibrio térmico.

Como respuesta al estrés térmico, las plantas ajustan la concentración de proteínas solubles y azúcares para controlar la presión osmótica dentro de las células vegetales. Además, las pérdidas en la producción debido al estrés térmico son observables en diversos cultivos, desde cereales y legumbres hasta hortalizas de raíz.

Entre las alteraciones bioquímicas y fisiológicas más críticas causadas por el estrés térmico en las plantas, se incluyen:

  1. Cierre de los estomas: En respuesta a temperaturas elevadas, los estomas se cierran, impidiendo que las plantas capturen suficiente dióxido de carbono (CO2) para la fotosíntesis, lo que puede frenar su crecimiento y reducir su rendimiento.
  2. Daño a las proteínas: Las altas temperaturas provocan daño a las proteínas, reduciendo la función de las enzimas y afectando a muchos procesos metabólicos.
  3. Estrés oxidativo: El calor extremo puede desencadenar estrés oxidativo, dañando las células vegetales y perjudicando su crecimiento al liberar especies reactivas de oxígeno.
  4. Aumento de las tasas de transpiración: Las altas temperaturas aumentan las tasas de transpiración, reduciendo la cantidad de agua disponible para los cultivos y provocando estrés hídrico.
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Protección del cultivo de interior

En un cultivo de interior tendrás un mayor control sobre los elementos medioambientales, lo que te brinda la oportunidad de implementar medidas efectivas para proteger tus plantas de marihuana del exceso de calor.

A continuación vamos a explicarte diferentes estrategias que puedes tomar, desde la elección adecuada del lugar para el cultivo, hasta el sistema de iluminación, entre otros.

Elige el lugar adecuado para tu cultivo de interior de marihuana

El emplazamiento de tu cultivo de interior de cannabis contribuirá en proteger a tus plantas del exceso de calor. Para ello, debes tener en cuenta que cuanto más aislado del exterior esté la estancia, mejor. Si vives en una región con un clima caluroso y eliges una sala cuyos muros están expuestos al sol con una orientación al sur, te será mucho más difícil controlar la temperatura en verano dentro de la sala.

Ventilación y sistemas de extracción

Un buen sistema de ventilación es esencial para mantener el flujo de aire adecuado dentro de tu cultivo de interior y evitar la acumulación de calor y las bolsas de humedad.

Los ventiladores dentro del armario o sala de cultivo facilitan la circulación del aire repartiéndolo así de forma homogénea y evitando la aparición de posibles patógenos. Hacen que el aire renovado llegue a cada rincón del cultivo, algo que resulta esencial para el correcto desarrollo de las plantas.

Escoger un buen sistema de extracción para que el aire de la sala o el armario de cultivo se renueve de forma adecuada es esencial. Por ello, deberás calcular bien las dimensiones de tu espacio de cultivo para poder saber qué potencia de extracción necesitas.

Sistemas de enfriamiento

Si vas a cultivar en indoor durante la época de verano en una región fría con veranos cortos que no alcanzan temperaturas muy altas, puede que consigas mantener la temperatura de tu interior en los parámetros adecuados únicamente con el sistema de extracción. Eso sí, este deberá tener una gran potencia e idealmente debes poder graduarlo a través de un controlador para aumentar la potencia de extracción a medida que sube la temperatura.

Sin embargo, en la mayoría de casos, esto no será suficiente para conseguir controlar la temperatura en tu cultivo, ya que si afuera hay 30 grados, es imposible que tu interior esté a menos temperatura.

Por ello, en la mayor parte de los casos, cultivar en interior en verano requiere de sistemas de aire acondicionado.

Gestión de la iluminación y del calor generado por las luces en el cultivo de interior

Las luces utilizadas en los cultivos de interior generan calor, lo que hace que aumente la temperatura ambiente. En este sentido, elegir una iluminación adecuada será esencial para minimizar el efecto de estos sistemas en la temperatura de la sala o armario de cultivo.

Ten en cuenta que la distancia entre el foco y las plantas será esencial para calibrar el calor que estas reciben. Si tus plantas están demasiado cerca de las lámparas, puede que se empiecen a quemar por la parte superior, en ese caso, deberás aumentar la distancia entre ellas y el foco para solucionar esto.

Los sistemas de iluminación de sodio HPS (high pressure sodium), si bien han sido los que han imperado en el mercado durante años, también son los que más calor producen. Por ello, si tu objetivo es mantener la temperatura de tu cultivo a raya, quizá no sean los que más te convienen.

En cambio, los sistemas de iluminación LED o LEC, producen menos calor. Si bien es cierto que son algo más costosos en un inicio, esto se ve compensado a largo plazo porque producen menos gasto en la factura de la luz.

Protección del cultivo de exterior

En los cultivos de exterior el control del entorno resulta más desafiante, sin embargo, sí que existen algunas medidas que se pueden tomar para proteger tus plantas de marihuana del calor.

Sombreado y protección del sol en las horas más intensas de calor

El exceso de sol en plantas es algo que debes evitar. Por eso, proteger tus plantas de marihuana del sol en las horas en las que está demasiado fuerte será esencial si vives en una región en la que en verano se superan los 35 grados. Un simple toldo será suficiente para crear el sombreado adecuado y resguardar tu cultivo de cannabis en las horas más calurosas.

Riego y humedad

Realizar un riego adecuado y mantener la humedad correcta para tus plantas será fundamental a la hora de que estén hidratadas y evitar que sufran estrés por calor. El horario en el que realices el riego jugará un papel importante a la hora de que tus plantas la absorban correctamente, por ello, es mejor hacerlo a primera hora del día o cuando el sol haya caído a última hora de la tarde. En las horas de menos calor las plantas tienen una mayor capacidad de absorción y el riego será más efectivo.

Utiliza macetas adecuadas

Mantener la masa radicular libre de un calor excesivo también es importante para que la planta de marihuana no padezca estrés térmico. Por ello, es recomendable que no utilices macetas de color negro, ya que atraen más el calor, o que si lo haces, las forres con plástico blanco, por ejemplo.

Otra opción son las macetas textiles que además permiten una mayor aireación. Otra medida que debes tener en cuenta es que si ya calculas que tendrás que mover tus plantas para evitar las horas de mayor calor, elijas un tamaño y tipo de maceta que realmente te sea posible transportar.

Utiliza mulch, abono verde u otro material para cubrir el sustrato
El llamado “mulch” es una cobertura hecha con materia orgánica suelta como por ejemplo la paja, que sirve para cubrir el sustrato alrededor de las plantas. De este modo, se protege el suelo y se contribuye a que mantenga las condiciones adecuadas.

Esto también puede realizarse con el llamado “abono verde” y que tiene el mismo fin. Con este tipo de coberturas, conseguirás reducir la evaporación y conservar la humedad del suelo en tu cultivo de cannabis de exterior.

Elige variedades resistentes al calor

No todas las genéticas de marihuana soportan las altas temperaturas de la misma manera. Si bien es cierto que el cannabis es una planta bastante resistente a los embates del entorno y que se ha adaptado a diferentes climas y condiciones, elegir la variedad adecuada en este caso marcará la diferencia.

Existen genéticas que soportan mejor el calor que otras, por ello, aquí te damos unas cuantas ideas si vas a cultivar cannabis en exterior en regiones muy calurosas:

  • Marruecos Beldía Kif
  • Sweet Afghani Delicious Auto
  • Amnesia
  • High level
  • Jamaican Dream
  • Acapulco Gold
  • LSD 25 Auto
  • Lemon King

Estrés por frío en las plantas

El estrés térmico por frío, en contraste con el estrés térmico, se manifiesta cuando las temperaturas del aire y del suelo caen por debajo del rango óptimo para el desarrollo de las plantas, lo cual puede tener consecuencias perjudiciales en el crecimiento de los cultivos.

Durante este tipo de estrés, las plantas experimentan diversas alteraciones bioquímicas y fisiológicas que pueden traducirse en síntomas como retraso en el crecimiento, reducción del rendimiento y, en situaciones extremas, incluso la muerte.

Los genes regulados por el frío (genes COR) y la acumulación de crioprotectores, como azúcares, proteínas y aminoácidos, han evolucionado como mecanismos de tolerancia al estrés por frío, minimizando la desecación y preservando las membranas celulares.

La capacidad de una planta estresada para resistir temperaturas frías varía según la especie, así como la velocidad e intensidad de los descensos de temperatura. Un descenso gradual permite a la planta aclimatarse de manera más eficiente a temperaturas más bajas, mientras que cambios abruptos generan mayor estrés y daño, especialmente en otoño e inicios de invierno.

Los agricultores pueden proteger sus cultivos de las bajas temperaturas mediante una selección cuidadosa y un mantenimiento adecuado. Un riego adecuado antes de una helada puede contribuir a la protección de los cultivos durante episodios de frío.

El suelo bien regado almacena más calor y lo irradia posteriormente, incrementando la resistencia de las plantas al estrés por frío. Además, el uso de mantillo ayuda a retener la humedad del suelo durante la estación fría.

Para gestionar de manera efectiva el estrés abiótico, los agricultores necesitan acceso preciso y actualizado a datos meteorológicos, evaluación de los daños ocasionados por heladas y calor, así como un conocimiento sólido de la dinámica de crecimiento de los cultivos y de los cambios microclimáticos en sus campos. Esto les permite tomar medidas rápidas para proteger a las plantas de los factores estresantes.

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